00:00 | AUTOMOVILISMO / ORESTE BERTA: MANO A MANO CON OLE
"No hace falta ser inteligente, lo que hay que hacer es trabajar"
El Mago confiesa: "Disfruté tanto de hacer un motor de Jeep como el Berta LR". También habla de su legado, del automovilismo de hoy y de su otra pasión, la naturaleza.
RICARDO GOTTA | rgotta@ole.com.ar
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Berta, nacido en Rafaela, charla en su oficina en Alta Gracia. Li-bros, cuadernos, sabiduría...
Tras 50 años de actividad, ¿qué siente ante autos como los de Top Race, que tanto tiene que ver con su creatividad? -En este caso lo único que hice fue el motor. Pero realmente estoy contento de haber contribuido en algo, de ser el eje donde gira parte del automovilismo nacional. De contribuir en las categorías, con algunas de las cosas que uno aprendió en tantos años... -Bueno, claramente es el que más sabe...
-70 años de andar por ahí...
-Usted dijo: "El motor es una gran orquesta".
-Es una parte importante del auto, para nada la más importante. Cada vez tiene menos gravitación. Hoy se logran impulsores muy parecidos, aún en categorías no monomarcas.
-¿Dónde están las grandes diferencias, entonces?
-Cada vez más en la puesta a punto, suspensión, aerodinámica, el tratamiento que dan los equipos. Entregándole el motor, uno les saca un problema a los equipos.
-¿Conceptualmente varió mucho su trabajo?
-Para nada. Si lee notas mías de hace muchos años, 25, 30, verá que los conceptos son similares a los que le planteo hoy a usted.
-¿Era más difícil diseñar un motor hace 30 años?
-Antes el motor era la parte más importante del auto, y ahora no lo es... Cuando empecé, parecía que ningún ingeniero argentino podría hacer un auto que anduviera. Los que lo intentaban no lo lograban: creo que era porque usaban los mismos parámetros que para hacer un auto de serie. Fui uno de los impulsores en el mundo en usar la ingeniería para el diseño, al punto que en el 70 presentamos en una feria en Varsovia un trabajo sobre diseño con computadora de partes del motor y suspensión. Fui citado a una reunión con Colin Chapman (NdR: diseñador y constructor; factótum de los Lotus de F-1) en Alemania: él estaba muy interesado en ver lo que yo hacía. Y su ingeniero en jefe se reía... "Cómo van a hacer un auto por computadora", decía. Evidentemente no estaba tan equivocado.
-¿Fue un adelantado?
-Sí. Tuve mucha suerte de poder viajar por todo el mundo. Y de que alguien me hiciera viajar: fui gran amigo de Fangio. Me abrió puertas en todos lados. Tenga en cuenta que yo pertenecía a un país del Tercer Mundo y nadie me ocultaba nada: "Total, viene de Argentina", decían. Ahí empecé a hacer intercambio de conocimiento. Puedo decir que, por mucho tiempo, mi empresa fue la más avanzada de Argentina. Con un nivel bastante importante en el mundo.
-¿Y hoy?
-Las cosas han cambiado bastante. Hay ingenieros jóvenes con muy buen conocimiento. Argentina es un semillero de ingenieros dedicados al automovilismo. Converso con ellos, tenemos intercambios de ideas. A algunos de ellos me gustaría tenerlos conmigo...
-¿Qué recomendaciones les da? ¿Y qué les dice a sus hijos?
-Cada uno es como es. A mí me funcionó tener un perfil bajo toda mi vida y gran cantidad de amigos. Como me ayudaron a mí, he tratado de ayudar a los demás.
-¿Y a los principiantes?
-Que no hace falta ser inteligente, lo que hay que hacer es trabajar. Mucho. Día y noche. El que piensa que porque trabaja 10 horas está bien, debe pensar que para llegar a realizar un propósito es probable que haya que trabajar mucho más, que sé yo, 18, 20 horas por ahí...
-¿Esa fue su mayor virtud? ¿Y su genio?
-No me considero un genio. Para nada. Siempre he trabajado muy fuerte...
-Me refiero a su talento.
-Es cuestión de ser observador. Hay gente que tiene habilidad para lo científico y otra que es más práctica. Los que hemos logrado resultados es porque usamos una mezcla de las dos. Cuando doy charlas digo que el que es 100% científico es difícil que llegue. Pero tampoco, todo artesano...
-Alguna vez se definió como un lírico práctico.
-Hace a eso. Soy muy práctico para hacer las cosas, tengo facilidad para lo manual. Pero no dejo de leer todas las noches, unas cuantas horas, libros de ingeniería. Moderna y de la que para algunos es pasada de moda.
-No escribió lo que sabe.
-No, me faltaría tiempo para hacerlo como se debe. ¿Mi legado? Trato de enseñar, transmitir todo lo que puedo, a los que trabajan conmigo y a los que no.
-¿Su mejor trabajo?
-Para mí son todos iguales. Disfruté tanto de hacer un motor de Jeep como de midget, o mecánica nacional, el LR o el motor de F-1. -¿Cómo ve hoy aquellos trabajos?
-Una vez me dijo un periodista muy admirado, Franco Lini, de Autosport: "E un problema de paesi". Decía que no se pueden hacer las cosas que quería hacer yo, en Argentina, donde uno estaba alejado de todo. Hoy es diferente, aunque el automovilismo es más difícil: el dinero para hacer algo es mucho mayor. En ese tiempo, lo que privaba era la ingeniería y el ingenio. Pero estábamos tan lejos... Debía desarrollar un motor y desarrollar quien lo fabricara... Hoy lo miro y digo: "Qué lindo motor...".
-Entonces, ¿lo benefició o perjudicó ser argentino?
-No... Disfruté de haber trabajado acá. Es una barrera que debí superar y eso me incentivaba más. Mire, yo creía firmemente que iba a hacer un F-1 en la Argentina. Incluso llegamos a ponerlo en marcha... Lamentablemente nunca anduve muy bien con los políticos...
-¿Ahora tampoco?
-No... (risas). En el momento aquél, la ayuda gubernamental era clave. Y no la tuve.
-El Berta LR nació por pedido del gobierno de Lanusse, con apoyo del entonces director de La Razón, Peralta Ramos...
-¿Sabe cuánto me dieron? U$S 5.000. Todos los días me prometían para el día siguiente: yo seguía comprando al fiado. La deuda cuando terminé era de 130 mil. Mucha plata para el que no tenía nada. Suerte que me tuvieron mucha paciencia...
-Cualquiera podría creer que el LR es su orgullo.
-Cuando estaba como asesor de gente de F-1, venían a verme de Jaguar, o de ingeniería de Ford de EE. UU., veían el motor y lo admiraban como uno aún moderno... Sí, hicimos el prototipo del LR y anduvo perfecto; a otros motores los poníamos en el dinamómetro y se rompían...
-¿El conocimiento vía web le facilita el trabajo?
-Hace sólo cinco años aprendí a usar Internet. Fue en EE. UU., en una reunión con gente de ingeniería avanzada de Ford. Me dijeron que podría seguir el debate por Internet y a la noche pedí que me enseñaran a usarla. Es una herramienta fantástica, pero hay que tener gran habilidad para saber qué es lo que se busca.
-Como espectador, ¿qué categoría le gustó más?
-Siempre las de pista. Las carreras cortas: nunca las carreras de larga duración.
-Un gran logro suyo fueron las 84 horas de Nürburgring con los Torino.
-Las 84 fueron un suplicio. Como las 24 de Le Mans. No me divertí, las sufrí bastante. Hoy lo veo como una cosa más, nada especial.
-Se las recuerda mucho...
-Y por ahí, digo: ¡qué trabajo importante hice! Y a nadie le interesó. Lo que ve la gente no es lo que uno siente...